ORTIVA

“Amor y culpa son las dos cosas que se me aparecen en la cabeza cuando pienso en Ortiva. Amor porque es el animal más bueno, pacífico y exótico que pude conocer en mi vida. Convivir con una iguana 14 años es una experiencia muy loca que muchas veces lo naturalizo, hasta que tomo consciencia y me quedo observándola por un rato y caigo en la cuenta del flash de este animal. Culpa siento al ver que este bicho tan increíble y que tanto amo, esté viviendo en una casa de familia en Buenos Aires.

De chicos siempre nos gustaron los animales locos y nos la pasábamos negociando con los viejos a ver qué animal nos dejaban tener. Y un día llegó una iguana a casa. Las vendían en veterinarias en su momento y eran iguanas de criadero (esto me saca un poco la sensación de culpa de que Ortiva no salió de una selva, sino que siempre vivió en cautiverio). Por suerte, años más tarde se prohibió la venta de muchos animales exóticos. Fue después de un viaje a Centroamérica cuando caí en la cuenta de lo hermoso de ver a una iguana en su estado natural. Me encantaría poder dejarla en libertad a Ortiva en alguna playa, pero se que no sobreviviría. Al ser un animal que nació y vivió siempre en cautiverio, también así tendrá que estarlo toda la vida. Es por eso que dentro de su no libertad, trato de que sea lo más libre posible. Su pecera siempre estuvo abierta para que pueda moverse por el cuarto y sentirlo suyo. Tan suyo que muchas veces se sube a mi cama agitando su cabeza marcándome el territorio. Ella es Ortiva, mi última iguana como mascota y la amo” - Joe G.V.

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Posted on Nov 6, 2019

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